Se denomina caída estacional del cabello a aquella que se corresponde con periodos concretos de tiempo, con principio y final. Es cierto que a menudo asociamos el término estacional no tanto a temporal como a las estaciones, y en concreto al otoño, período en el que es habitual perder más cabello de lo habitual.
Pero, ¿por qué motivo? La caída extraordinaria del cabello cuando da comienzo el otoño es real y se debe a un motivo biológico, a la muda del pelo que viven los mamíferos. Es importante tener muy presente que aunque durante la caída estacional notamos una mayor caída de pelos, esto no hace que perdamos volumen o densidad en el cabello. Si por el contrario empezamos a notar una pérdida de densidad, lo mejor es acudir a un especialista en salud capilar ya que es posible que nos encontremos ante algún tipo de síntoma de alopecia.
Como ya hemos mencionado anteriormente la caída estacional suele ser más pronunciada durante el otoño, especialmente al comienzo de éste. Esto se debe a que durante esta estación hay más pelos que están en la última fase de crecimiento, en la llamada fase telógena, y por tanto se caerán más. Es el momento de una renovación completa de nuestro cabello, algo que ocurre en todos los mamíferos.
Consejos para cuidar el cabello durante la caída estacional de otoño
Comer sano es fundamental para mantener nuestro cabello saludable, y es que aportar a nuestro organismo los nutrientes necesarios hará que éste se mantenga fuerte hará que la caída disminuya visiblemente.
Existen también complementos alimenticios, productos específicos de nutricosmética que ayudan a mantener el cabello fuerte y con volumen. La cura capilar en formato de ampollas bebibles In Youth de Flôreve, marca de nutricosmética natural basada en la belleza holística, estimula y refuerza el cabello gracias a la queratina hidrolizada, la cola de caballo y la salvia. Esta cura energizante con delicioso sabor a miel, mango y fruta de la pasión, es perfecta para combatir la caída capilar de los cambios de estación, los desequilibrios hormonales, el estrés, la contaminación o el desgaste diario.